En el marco de los anuncios dados a conocer el viernes pasado por el ministro de Economía, Luis Caputo, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), que hasta el año pasado era la AFIP, decidió eliminar el régimen de percepciones de los impuestos a las ganancias y sobre los bienes personales sobre la compra de dólar, y moneda extranjera en general.
De esta manera, ya no se aplicará el cobro a cuenta del 30% de impuestos sobre la compra de divisas a cargo de personas humanas para atesoramiento, pudiendo acceder a través de las entidades habilitadas por el Banco Central a la compra de divisas sin ningún tipo de restricción ni retención por parte de ARCA.
ARCA, ex AFIP: ¿qué pasa con las compras en dólares en el exterior ahora que no hay cepo?
Están alcanzadas por la percepción del impuesto a las ganancias o sobre los bienes personales, dependiendo del tipo de contribuyente y la operación. Esto incluye:
- Compras con tarjeta de crédito, débito u otros medios de pago equivalentes en el exterior.
- Adquisición de servicios prestados por no residentes.
- Contratación de servicios turísticos o de transporte con destino fuera del país.
De esta manera, las compras de bienes y servicios en el exterior continuarán sujetas al régimen de percepción de la RG 5617. Las disposiciones entran en vigencia a partir de este lunes y serán aplicables a las operaciones de cambio realizadas desde hoy.
¿Cómo funcionan los impuestos en las compras en dólares?
Se calculan con base en el dólar oficial vigente el día anterior al cierre, independientemente del día que se realizó la compra.
Cada vez que se hace una compra en dólares con una tarjeta de crédito o débito, los usuarios van a encontrar en su resumen el cobro de impuestos, los cuales varían según el tipo de consumo. Este aparece como DB.RG 5617 30%.
Dólar o pesos: en qué conviene pagar las compras en el exterior sin el cepo
Ante el nuevo escenario, es preferible cancelar los gastos en dólares directamente con divisas adquiridas a través del mercado financiero. El motivo es que el costo en pesos, al tener las percepciones, es más alto que si se compran dólares y luego se debita el consumo de ese dinero previamente adquirido.
En el caso de las tarjetas de crédito, consideran de importancia realizar el pago antes del vencimiento del resumen para evitar la conversión obligatoria a pesos, que generalmente se realiza a una cotización menos conveniente. De esta forma, quienes dispongan de dólares podrán cancelar sus obligaciones de forma más eficiente y aprovechar la diferencia de cotizaciones.
El Gobierno libera el cepo al dólar y aplica un régimen de flotación
Antes de la conferencia, el BCRA informó que se elimina el dólar blend, se flexibiliza el acceso al mercado oficial y el BCRA operará un régimen de flotación administrada con un dólar entre $1.000 y $1.400.
Con esta nueva etapa, el Gobierno busca consolidar el proceso de desinflación, facilitar la remonetización de la economía y atraer inversiones. Las medidas llegan en un contexto de mejora en las reservas internacionales y un fuerte respaldo del FMI.
La Fase 3 se apoya en una nueva facilidad extendida con el FMI por u$s20.000 millones, de los cuales u$s15.000 millones estarán disponibles libremente este año. También se suman fondos de organismos internacionales (u$s6.100 millones), una ampliación del repo con bancos por u$s2.000 millones y una extensión del swap con China por u$s5.000 millones.
Consultado por iProfesional, Eric Paniagua, analista financiero de la consultora económica Epyca, consideró que una cotización del dólar en torno a los $1.250 puede interpretarse como un «éxito rotundo» para el Gobierno. Según explicó, ese valor representaría un punto de equilibrio razonable dentro de la banda de flotación informal que observa el mercado.
«Si el dólar se dispara hacia la zona de los $1.400, probablemente asistamos a un proceso generalizado de remarcación de precios, lo que podría reactivar presiones inflacionarias y generar incertidumbre en los agentes económicos», advirtió el especialista.
Por el contrario, una cotización demasiado baja tampoco sería conveniente. «Un dólar muy barato implicaría que la divisa no está en un nivel de equilibrio real, lo que podría afectar la competitividad y generar distorsiones en el comercio exterior», señaló.
En ese marco, Paniagua sostuvo que el objetivo oficial parece ser una flotación administrada dentro de valores razonables, evitando tanto una sobrevaluación como una depreciación excesiva de la moneda.