Por qué Zurda, de Myriam Bregman, es un libro indispensable?

Compartir:

“Hay que re-comprender la realidad, para poder modificarla”. Héctor Schmucler, prólogo de “Para leer el Pato Donald”, de Dorfman y Mattelart.

Una de las características principales del capitalismo es su capacidad de mutar. Aunque mantiene su núcleo (la explotación de los trabajadores, la deshumanización) va cambiando según las necesidades de supervivencia que le exigen las distintas etapas que atraviesa.

No es el mismo capitalismo el de hace 100 años, que el actual, por ejemplo. Además, sabemos que no solo es un sistema económico, sino una forma de vida.

Genera un modo de entender la realidad y de vivirla según sus valores, sus costumbres, sus hábitos. Se trata de una cultura capitalista.

Como enseñó Marx, “las ideas de la clase dominante, son las ideas dominantes”.

Por eso Schmucler en Para leer el Pato Donald (uno de los libros indispensables, para mí) habla de la necesidad de descodificar la realidad, para tener una visión propia. No es suficiente, nos dice, que la clase obrera se haga con la propiedad de los medios de producción, para cambiar radicalmente la sociedad. Es preciso que el pensamiento no sea el que impone la clase dominante.

En Zurda, Myriam señala que entre las cuestiones que encuentra la militancia de izquierda en ese sentido, “se suma que, desde hace décadas, las narrativas dominantes sobre este sistema en el que vivimos lo presentan como el único posible: glorificado por las derechas o aceptado con resignación” por supuestos adversarios políticos.

El libro de Myriam nos invita, a la “descodificación” de la realidad de la que hablaba Schmucler, en un momento de oscuridad, de avance de la derecha más retrógrada y violenta en casi todo el mundo.
Es una pausa en el agitado día a día, para re-pensar también qué es ser de izquierda y por qué somos de izquierda, ante la confusión que introducen los partidos socialdemócratas y progresistas, que no pretenden otra cosa que adecentar el capitalismo, hacer un capitalismo bueno o humano, como dicen. Una pasión inútil, como diría Sartre, pero que alienta la resignación y el conformismo.

“Somos de izquierda”, leemos en Zurda, “porque nos negamos a naturalizar las injusticias, las desigualdades e iniquidades y tampoco aceptamos que son inamovibles…porque nos repugna esta degradación infinita de las democracias…Porque en esta vida que vivimos, nos imaginamos otra que realmente merece ser vivida y luchamos por ella”.

Todos los días escuchamos que si bien los planteos de la izquierda son buenos, en realidad no son posibles.
“No es cierto que nuestros planteos sean imposibles -dice Myriam- como quieren hacernos creer. Hay condiciones materiales para poner en pie a una sociedad sin explotación ni opresión”.

Es decir, hay condiciones objetivas. La lucha se da también en las subjetivas para seguir construyendo un pensamiento crítico, capaz de superar “la resignación, la mansedumbre y el conformismo” a lo que nos llevan las ideas dominantes.

Por todo esto, entre otras cosas, el libro Zurda es una herramienta indispensable para reforzar nuestras convicciones y para ayudar a abrir los ojos a quienes quieren vivir en una sociedad más justa y democrática y creen que no puede ser.

Myriam llevó Zurda a París, Barcelona y Madrid

Yo viví personalmente la presentación del libro en Madrid. No solamente asistió una gran cantidad de gente para este tipo de eventos (350 personas que colmaron dos salas, una de ellas con una pantalla para seguir lo que ocurría en la principal), sino que la gente vivió el acto con un gran entusiasmo y participación.

Lo mismo ocurrió en Barcelona y en el acto de Revolución Permanente en París, con asistencias de 2 mil personas.

Dejó la sensación de que no estamos solos. De que es posible lo que soñamos, desde la alegría de la lucha colectiva.

También puede interesarte

Dólar hoy, dólar blue hoy: a cuánto cotiza este sábado 7 de junio

Este sábado 7 de junio no hay actividad en el mercado financiero y, tanto para el dólar oficial...

Un odio no correspondido

Todos conocemos historias de amor no correspondido, ¿pero de odio? ¿De odio no correspondido? Quizás estoy...