11/07/2025 18:44hs.
Cuando la escala Richter del sismo por la conflictiva salida de Maximiliano Salas de Racing para jugar en River empezaba a bajar sus valores, el posteo de despedida del propio delantero en clave de denuncia reavivó la polémica. Una polémica que para Salas y para el cuerpo técnico de Marcelo Gallardo debió tener necesariamente su último capítulo en esa publicación de Instagram: a partir de ahora, River es el presente de MS y ya no hay tiempo para mirar hacia atrás. Literalmente no lo hay: este viernes el zurdo de 27 años pasó por las oficinas del Monumental a firmar su vínculo hasta fines de 2029 y posó con la Banda al lado de Marcelo Gallardo y Jorge Brito y este domingo tiene muchas chances de ser titular con menos de una semana de trabajo en el CARP.
Sí: la novela por el pase de Salas fue demasiado larga, lenta, acaso tediosa, pero una vez que el punta ejecutó finalmente su cláusula de rescisión y River pagó a través suyo los € 8.000.000 libres de impuestos (cerca de 9,2 M globales) para romper su contrato con la Academia, todo va a la velocidad de la luz. El CT vio muy bien al correntino de Curuzú Cuatiá en los primeros entrenamientos y por eso ya lo considera para jugar en el debut contra Platense en el Monumental como extremo izquierdo en un 4-3-3 que tendría a Facundo Colidio como referencia de ataque y a Ian Subiabre espejado por la derecha.
Fueron días muy intensos para Salas desde que dejó la pretemporada de Racing en Paraguay hasta que apretó el botón de publicar en un posteo de Instagram durísimo para con la dirigencia que primero comandaba Víctor Blanco y ahora Diego Milito en el que contó su versión de los hechos, hablando de promesas incumplidas y de una decisión de irse “por dignidad” del club en el que brilló para ganar la Copa Sudamericana y la Recopa.
El posteo de Salas.
No fue casual, claro, que la palabra de Salas apareciera sobre el final del jueves, horas antes de la firma de su contrato y de una bienvenida oficial que River publicó en sus redes a las 18.38 del viernes: con el okey de AFA y Agremiados, el delantero sabía que era el momento para dar a conocer sus sensaciones luego de un culebrón que hizo romper relaciones entre las dirigencias de River y Racing. Ahora tendrá que dar vuelta la página, dejar todo ese ruido de lado y encarar el desafío más grande de su carrera. Habrá imaginado cientos de veces este momento en el último mes: la foto con la camiseta, que se demoró por un formalismo, es también la de un jugador que cumple un sueño. Y que ahora sí tendrá que “demostrar”, como recibía de respuesta en Racing ante sus pedidos de actualización salarial aun ya consagrado como figura. Acá cambia la ecuación: Salas deberá devolverle la confianza a Gallardo, al club que fue a fondo con su contratación por más complicada que pintara -y vaya que lo fue-, y también deberá desafiarse a sí mismo, porque River es otra cosa, porque no es para cualquiera y porque eleva su propia vara de dificultad. Porque, además, deberá hacerlo desde el primer día.
Clave para MG para impregnarle a su equipo la intensidad que hasta acá le faltó, MS es la gran apuesta del mercado de pases del CARP, y no solo en términos económicos: el Muñeco aceptó en Estados Unidos durante el fallido Mundial de Clubes hace algunas semanas que no contaba con los futbolistas ideales como para ejercer la presión alta de sus mejores creaciones del primer ciclo y la inversión por Maxi se proyectó para empezar a solucionar ese déficit, entre otras cosas.
El hambre de gloria del zurdo también tendrá que contagiar a un equipo que por muchos tramos de estos últimos años pareció aburguesado, jugando con lo ganado, descansando sobre un colchón de laureles que contrasta con una actualidad gris en la que River ya no solo no gana títulos sino que generalmente ni siquiera los pelea hasta el final. Ahora empieza otra historia. Y Maximiliano Salas quiere escribir varios capítulos ahí.