«Llegué a cobrar una torta 850 dólares»: una argentina conquista Orlando con sus cupcakes temáticos de Disney

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La sonrisa parece congelarse en el rostro de Sofía Garassino (29) en la videollamada con Clarín. Ella exterioriza un crisol de sensaciones que incluye alegría, satisfacción y agotamiento. Pero por sobre todas las cosas, la embarga un cúmulo de realización personal.

«Estoy viviendo un sueño, no me puedo quejar, aunque tengo sólo unas horas horas para terminar una torta de Jurassic Park para un cumpleaños que me pidieron a último momento», dice la pastelera profesional desde Bari Bake House, su pituco local en el estado de La Florida.

Interminables e intensos son los días para Sofía, porteña y Licenciada en Gastronomía en la UADE, con un posgrado en la UBA sobre Dirección y Gestión de Pymes. Hace un año montó una pastelería en el corazón de Orlando y no contaba, tan rápido, con empezar a cosechar la siembra.

«Si miro en retrospectiva, estamos desde agosto y se dio todo de manera vertiginosa, pero en el día a día no fue nada sencillo al principio. Sí entendimos que había que arremangarse, producir y dedicarle muchas horas tanto a la preparación de la mercadería como a la difusión por redes sociales. Esa era la fórmula que conocíamos para vender», cuenta.

Habla en plural Sofía, que vive junto a su marido Felipe Berra en Windermere, a media hora de Orlando. «Me casé en 2023, él es ingeniero industrial y trabaja en una empresa, pero me ayuda en la organización y logística del reparto de las tortas, las medialunas y lo que me pidan, porque a veces no doy abasto«, reconoce la joven emprendedora, dueña de una mano artística que vuelca en los brownies, cupcakes y tortas personalizadas.

«Me cuesta delegar, soy exigente y obsesiva», reconoce Sofía Garassino.

Trabaja de lunes a lunes, de sol a sol y cuando puede se toma algún domingo. Sofia abre a las 9 y baja la persiana entre diez u once horas después. Tiene tres empleados y paga el alquiler de un local que supera los 3.000 dólares.

«Todo cuesta, los alquileres, tener que abonar sueldos, por eso no me relajo, pero se labura bien, de manera armónica, aunque me cuesta delegar. Como la vara está muy alta, soy exigente y obsesiva con mi estilo, entonces intento contagiar a mis empleados de mi entusiasmo y conocimiento», comenta.

Muestra Sofía cómo funciona su cocina, cómo elabora sus delicias y la manera en que diseña y decora las tortas, aportándoles esa impronta yanqui que tanto gusta por allí. «Acá es todo cultura Big Mac. Cuanto más grande y suculento, mejor. Se imponen el tamaño. el relleno generosos, los ornamentos recargados, también que haya mucha manteca de maní, chocolate o dulce de leche, que los vuelve locos», describe con gracia.

Y admite: «A veces no me reconozco, te juro… Yo era mucho más sobria y austera, lo mío era, cómo decirte… lo minimalista, ponía un detallecito a lo sumo, pero aquí tuve que reconvertirme y apostar a colores furiosos y a tamaños de todo tipo. Lo primero que tuve que entender es que en materia de pastelería, en Estados Unidos, está todo inventado. O me adaptaba o me adaptaba.»

«Acá es todo cultura Big Mac, cuanto más grande y suculento, mejor», describe la argentina.

También habla de la exigencia que le insume estar al frente de un emprendimiento y tener que tomar todas las decisiones. «A veces nos llegan pedidos sobre la hora, que nos generan mucho estrés, como está torta cumpleañera de Jurassic Park o una celebración en el Departamento de Policía donde nos encargaron 30 docenas de cupcackes», explica.

Para Sofía, «si fuera por lo que significa el trabajo, es fácil rechazarlo, pero estas cuestiones de último momento se reflejan en la remuneración final y a un emprendedor le cuesta decir que no».

Un emprendimiento en expansión

Por otra parte, Sofía admite que son «novatos en la zona» y que recién es el primer año de la bakery. «Necesitamos expandirnos y llegar a la mayor cantidad de norteamericanos posible. Tenemos mucha clientela latina, ni hablar de argentinos, pero también hay mucho mexicano que viene a buscar las cupcakes, que son nuestra vedette«, indica.

«Me pidieron una torta de la noche a la mañana, por suerte pude terminarla», dice la pastelera.

Si bien vende menos tortas, alcanza un promedio de 30-35 semanales: «Nos piden para cumpleaños, muchos de los cuales se festejan en los parques temáticos de Orlando, entonces las hacemos de Mickey, Minnie, Donald, las princesas… Me insumen tiempo, además hay clientes que piden, por ejemplo, que estén todos los muñequitos de Disney y hace unos días uno me encargó que estén, encima, lookeados del equipo Yankees. Por esa torta cobré 850 dólares

Hija de licenciados en Sistemas, a mamá y a papá no les gustó nada cuando la nena les dijo que se iba a dedicar a la pastelería. «¿De eso vas a vivir? Pegaron el grito en el cielo, pero me defendí y contrapuse mis argumentos. No era una moda pasajera, yo estaba muy enganchada«, recuerda.

Y agrega: «Primero fue un hobby, después, estando en el secundario, hice un curso en el Instituto Argentino de Gastronomía. Terminé el colegio y me puse a hacer una licenciatura de cuatro años, destinada a la administración de empresas y después apunté a un posgrado que me brindó mayor profesionalismo.»

Las medialunas son otra de las improntas de Bari Bake House, aunque sólo se venden los sábados.

Llegó la pandemia y se zambulló de lleno a las redes sociales (su Instagram hoy supera los 175 mil seguidores). Enseguida empezaron las clases de pastelería online que le aportaron roce laboral.

«Fue tanto el punch que llegué a tener 4.000 alumnas que compraron mis cursos on demand, sobre estilos de preparación de tortas, medialunas, el diseño y la decoración. Fue enorme el crecimiento, hasta que me picó el bichito, cada vez más fuerte, de mezclar trabajo con turismo. Empecé a soñar con tener mi propio espacio en el exterior y apareció la posibilidad de venirme a Orlando con mi pareja. Y no nos equivocamos», resume.

La mención sobre su Instagram no es antojadiza. La cantidad de tiempo que Sofía invierte en subir distintas historias que tienen que ver con su trabajo, dice, la ayudan a visibilizarse. Inclusive consulta, pregunta y les pide opinión a sus seguidores, generándose un intenso ida y vuelta..

El hermoso local que alquila Sofía en el boulevard Semoran, de Orlando.

«Es como si se tratara de otro trabajo, porque todo lo hago yo. Filmo, edito, posteo y no puedo parar, ¿sabés por qué? Porque el 80 por ciento de las tortas que vendo se produce a través de las redes. Entonces, ese tiempo que le dedico termina siendo una inversión nada despreciable. Me quedó claro que cuanto más publique, más chances hay de que un video se viralice y, así, me lleguen más consultas… Me produce mucha adrenalina recibir pedidos, también me estresa, pero lo disfruto», relata con una sonrisa.

El día de las medialunas

«Tenemos otras prioridades durante la semana, pero decidimos que los sábados sea el día de las medialunas de manteca, que salen como tiro y de alguna manera impusimos una impronta, porque la clientela lo sabe, viene y arrasa», describe Sofía, quien detalla que, nueve de cada diez las compran son argentinos. «Ahí es donde refrescamos nuestro eslogan From casa with love y al cliente argento lo transporta a nuestras latitudes», añade.

Sofía está enamorada de su pastelería, a la que le pusieron, junto a su marido, Bari Bake House. «Bari» por Bariloche, su lugar en el mundo y el destino donde se conocieron con Felipe.

«Paso muchas horas aquí pero, a la vez, me da placer trabajar con esta intensidad, es mi lugar, el que yo abrí… Hay amplitud, comodidades, una mesada de acero inoxidable donde estoy rodeado de harina, masas, tortas, hornos y heladeras que me facilitan la tarea. La gente cuando entra se entusiasma y, si bien la mayoría hace take away, suelen estar las cuatro mesitas ocupadas con clientes que también piden cafecito», retoma.

,Nunca la abandona la sonrisa. Y contenta dice que es el momento de poner toda la carne al asador: «Soy joven, tengo mucha energía y un entusiasmo a prueba de cualquier exigencia. Me está yendo bien, en un año el crecimiento fue increíble, pero como ya dije, esto recién empieza

«Aquí en el mercado de la pastelería hay mucha competencia, demasiada para relajarnos… Pero nosotros estamos haciendo nuestro camino y destacándonos. ¿Por qué? Porque trabajamos con productos de primera calidad y brindamos una atención de diez. Es clave entender lo que el cliente quiere y de nuestra parte es necesario poder sumarle más magia a su celebración», cierra.

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