Efecto dólar: se dispara el precio de la soja para productores locales y Caputo espera otra ayuda del campo

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Una vez más, los números parecen darle la razón a aquellos productores sojeros que mantuvieron una actitud conservadora y demoraron sus ventas a la espera de que las condiciones mejorasen. En este momento, a contramano de una caída de la cotización en el mercado internacional, el precio de la soja para los productores locales alcanzó los $390.000. Esta cotización implicaun contundente 20% por encima del precio promedio que se pagó en los últimos dos meses.

La cifra que el mercado paga ahora está condicionada por el doble efecto de la devaluación del peso y por la confirmación de que se mantendrán las retenciones en 26% ya no como medida temporaria sino permanente.

Y ocurrió lo inevitable: los clásicos reproches cruzados e intercambio de chicanas entre quienes recomendaban vender cuanto antes y quienes manifestaban su confianza en los silobolsas como resguardo de valor.

Muchos se acordaron de la recomendación que hacían funcionarios del equipo económico en febrero pasado, en el sentido de que los agricultores deberían vender y aprovechar el momento de tasas altas en pesos para hacer ganancia con el «carry trade», una sugerencia que resultó muy controversial.

También los consultores financieros están entre los blancos preferidos de los críticos, dado que durante todo el año aconsejaron a asegurarse un precio tomando las herramientas del mercado de futuros. Su argumentación -que se probó cierta- era que el precio internacional tendería a caer.

Y la realidad es que mientras la soja en Chicago había empezado el año en torno de u$s390 por tonelada, en los últimos días tocó mínimos de u$s353, por una combinación de «efecto Trump» y de sobreoferta de mercadería.

Con ese panorama, sonaba lógico que la recomendación fuera la venta. Sobre todo si, como había prometido el gobierno, en el segundo semestre las retenciones volverían al nivel original de 33%.

No es que los productores hayan desoído las recomendaciones. De hecho, entre mayo y julio hubo exportaciones agrícolas por unos u$s11.000 millones.

¿Los productores vuelven al equilibrio?

Sin embargo, cuando se llegó al supuesto final del alivio impositivo, los silobolsas seguían rebosantes: quedaba todavía sin vender un remanente de 23 millones de toneladas de soja, 26 millones de toneladas de maíz y casi 4 millones en el rubro del trigo.

En el promedio, esos volúmenes equivalen a un 46% de la cosecha. Y, hablando en plata, significarían unos u$s13.000 millones.

Pero claro, el productor argentino sabe que entre el mercado de Chicago y su realidad particular puede haber una distancia muy grande. Aun con las retenciones al 26%, lo que estaba recibiendo por su venta en el mercado local era inferior al nivel que muchos ubican como necesario para no producir a pérdida.

Al respecto, fue muy comentado un informe de CREA, que estima la viabilidad de cultivar soja en función del nivel de retenciones. La conclusión es que, al nivel de 33%, apenas un 20% de la superficie agrícola lograría un margen positivo, mientras que con el 26% que ahora quedó como retención definitiva, esa mejora se extiende al 61%. Pero el dato clave que llevan como bandera los productores es que, con retenciones cero, entonces prácticamente toda la superficie podría ser cultivada.

Las estimaciones que hacen los asesores del agro es que este año sólo hubo rentabilidad en las regiones cercanas a los puertos, donde se lograron márgenes de hasta 7%, con un precio que promedió los $330.000.

Pero a más de 300 kilómetros del puerto, ya con altos costos logísticos, se hacía necesario un ingreso en torno de $380.000 para que se recupere la rentabilidad. Tomando como referencia los precios de julio, se reclamaba una mejora de al menos 15%.

En teoría, por lo tanto, ya con el nuevo precio los negocios volverían a ubicarse sobre la línea de equilibrio de caja, lo que daría pie para una reactivación de la exportación sojera en el corto plazo.

Más cerca del precio de Chicago

El mercado empezó a moverse ni bien surgieron las versiones de que Javier Milei anunciaría en la exposición Rural de Palermo la nueva rebaja a las retenciones. Fue así que en el mercado de futuros se pasó rápidamente a un nivel de $345.000 por tonelada.

Y, como efecto inmediato tras el anuncio, el mercado reflejó una mejora para el productor, que veía subir el precio a $367.000. Era el efecto equivalente a una devaluación indirecta de un 10%. Si bien por un lado era el efecto esperado del recorte impositivo, también llamaba la atención que eso ocurriera en simultáneo con un bajón en el precio del mercado internacional.

De hecho, los consultores advertían que ese desfasaje entre Rosario y Chicago no se podría extender por mucho tiempo, y que lo lógico sería esperar una confluencia con el precio internacional.

Pero claro, también está el efecto dólar. Con la corrida de los últimos tres días de julio, la soja tomó impulso y llegó a un inesperado valor de $390.000. Al tipo de cambio mayorista, equivale a u$s285.

En otras palabras, lo que recibe el sojero, con este precio, es el 80% del precio del mercado internacional, un nivel que hace años no se veía.

Durante el gobierno de Alberto Fernández, se captaba un 30%, salvo en los breves períodos de incentivo cambiario implementados por Sergio Massa, cuando el porcentaje subía a 50%. Ya en la gestión Milei, el porcentaje subió a 60% mientras se aplicó el «dólar blend» -que permitía liquidar 20% de los dólares en el mercado «contado con liquidación». Y el porcentaje subió a un 70% durante el primer semestre de este año, tras el alivio en las retenciones.

Cuándo vuelven los dólares de la soja

Ahora, el interrogante que se hacen todos, empezando por el ministro de economía, Luis Toto Caputo, y terminando por el Fondo Monetario Internacional, es cuál será la actitud de los productores. Es decir, si a este precio se sentirán incentivados a reanudar las ventas o si todavía ven un mayor margen de corrección antes de vaciar los silobolsas.

En el gobierno se aferran al optimismo: creen que antes de septiembre se empezará a sentir el ingreso de los «sojadólares», y que eso aportará la estabilidad financiera perdida en las últimas semanas.

El potencial exportador, solo tomando en cuenta a la soja y con los deprimidos valores actuales de Chicago, es de u$s8.200 millones. Si se diera ese ingreso de divisas, Caputo podría sostener por algunos meses el equilibrio en la cuenta corriente -después de un año con números en rojo- y eso disminuiría la volatilidad.

Desde el punto de vista del gobierno, la estabilidad en pleno cierre de campaña electoral es un premio lo suficientemente alto como para sacrificar ingresos fiscales por un 0,1% del PBI, que es lo que se dejará de volcar a la caja de ARCA por la baja de retenciones.

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