El economista y exviceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, analizó el nuevo esquema cambiario del gobierno de Javier Milei y declaró que a partir de la salida del cepo, el índice de inflación de abril y de mayo va a estar más cerca del 4% que del 1%, a diferencia de las estimaciones oficiales y pronosticó un “amesetamiento” del consumo, pero afirmó que “el traslado a precios no va a ser muy grande”. “Es el costo de haber empezado a sanear algo más importante”, agregó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Gabriel Rubinstein es economista, director de la consultora en economía y finanzas YIER y fue viceministro de Economía (2022-2023) o el número uno, porque Sergio Massa no era economista. Estuvo a cargo del vínculo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos multilaterales. Anteriormente, formó parte del grupo encargado de negociar con el FMI y los acreedores privados como asesor de la Secretaría de Finanzas al mando de Guillermo Nielsen (2002-2003). En la actividad privada fue director ejecutivo de la agencia calificadora de riesgo DCR-Fitch Rating Agency y de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. El mes pasado publicó “Algunas discusiones en tiempos de motosierra”. Además de su trabajo principal como economista, Rubinstein también es músico y compone canciones junto a su hijo Pablo.
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Inevitablemente, el sistema del crawling peg era un puente para salir progresivamente del cepo y de las limitaciones que planteaba el crawling peg. Las bandas son otro puente para llegar, algún día, a que no sean necesarias. Más o menos todos los economistas estaban de acuerdo en que la Argentina no podía liberar el mercado cambiario de golpe en diciembre de 2023, ni que tampoco puede ahora salir del cepo totalmente y liberar el mercado en 2025. Entonces, la discusión es el “cuándo”. Esto que se creía que iba a suceder después de las elecciones y sucedió ahora, en abril, ¿es porque termina siendo mejor que sea ahora que en noviembre, para no atrasar más el valor del dólar y al mismo tiempo no generar luego un shock mayor? ¿O hubiera sido más positivo que sucediera antes?
El tiempo para salir del cepo dependía crucialmente del grado de asistencia externa que tuvieras. Porque para salir del cepo, o para salir sustancialmente del cepo, necesitabas muchos dólares. Esos dólares solo podían venir de préstamos internacionales y solo podía hacerlo el Fondo Monetario Internacional. La pregunta sería si el Gobierno podía haber apurado el acuerdo con el Fondo, y yo pienso que sí. Ahí entramos en cuestiones de conveniencias políticas, convicciones o tiempos de negociación. El Gobierno tiene su propio relato y había que ver cuánto de ese relato es cierto o no es cierto.
Pero más allá de eso, yo diría que dejamos de lado el dólar electoral, que era más o menos la idea de decir que esté todo súper tranquilo para que la inflación esté lo más baja posible, para que al Gobierno le vaya lo mejor posible en las elecciones, a un cambio de prioridades. Empezamos a solucionar en serio el tema cambiario, y si eso tiene una cierta repercusión inflacionaria en estos meses, mala suerte. Pero seguramente el Gobierno confía en que llegará bien a las elecciones, y por eso lo hace ahora. Quizás evaluó que los riesgos de seguir hasta las elecciones por ahí se habían incrementado. En ese rebalanceo de riesgos, se cambiaron un poco las prioridades y pasamos de la prioridad de tener una inflación totalmente baja a la prioridad de solucionar el tema cambiario.
Si me preguntás a mí, prefiero mucho más esto porque la otra prioridad tenía bastante olor a cierto populismo electoral. Que esto le venga bien o mal a las elecciones no me importa porque lo importante es que se da el gran segundo paso para solucionar y ordenar la macroeconomía. El primer paso fue en enero de 2024, al hacer un ajuste de cinco puntos del déficit fiscal. El segundo paso es liberar sustancialmente el cepo cambiario ahora, el 11 de abril de 2025. Eso creo que es lo importante.
Padeciste un pass-through del 100% de la devaluación. PASO de 2023, sale primero Milei, produce una especie de terremoto político, se negocia con el Fondo Monetario, que creo que pedía una devaluación mayor, y se hace una devaluación del 20%. Esa devaluación pasó todo a precios. Tenemos el propio ejemplo del actual Gobierno, que devaluó 118%, más el impuesto PAIS en diciembre de 2023 y, aún sumando el crawling peg del 2% mensual, al año el pass-through fue del 100%. La estadística económica argentina dice que el promedio de pass-through de un dólar que aumenta 100%, a precios va 20%. ¿Por qué en algunos casos va a 100%? Esta devaluación sería exitosa, desde el punto de vista macroeconómico, si, por ejemplo, se devalúa el 20% y, cuando llegamos a diciembre, se agrega solamente un 4% de inflación adicional al 2% que veníamos teniendo. Y sería una devaluación infructuosa si, finalmente, se devalúa el 20% y se agrega un 20% de inflación.
En esencia, el pass-through depende de la credibilidad del dólar, y eso depende de muchas otras credibilidades. Es decir, por ejemplo, cuando nosotros devaluamos 20%, requeríamos un apoyo del Fondo Monetario que nunca llegó. Además, el dólar libre subió 20% en un día cuando ganó Milei en las PASO. Era el supuesto de la devaluación que se hizo que no subiera de 600 el dólar CCL, y fue a 720 en pocas horas. Y no hubo fondos del Fondo Monetario para que eso no sucediera. Cuando devaluó Milei en diciembre, el propio Milei creó la expectativa de que el dólar se iba a ir a 1.500, 2.000, 2.500 o 3.000, porque tenía un discurso pro-dolarización. Después cambió e hizo un discurso pro-pesificación. Eso no es gratuito eso porque muchos precios se fijan muy alto, y después les cuesta mucho bajar.
Entonces, ahora depende de que el 1.400 de techo de la banda sea percibido por la sociedad, y por las empresas especialmente, como que es infranqueable, como que no hay ninguna chance de que suba. Eso depende, entre otras cosas, de que haya muchos dólares para respaldarlo y muchas voluntades para usarlo. Eso hoy existe porque hay 20.000 millones de dólares que van a venir pronto, y es un monto suficiente para que no haya sobresaltos en esta época. Por lo tanto, nadie va a fijar precios a un dólar de 2.000 “por las dudas”, porque saben que, si es necesario, el Central vende los dólares que el mercado le demande. Entonces, cuando, o por credibilidad o por otras circunstancias, se produce ese bajo traslado hay que tener credibilidad.
Con (Roberto) Lavagna, en un momento en que hubo una devaluación y el dólar se fue a cuatro, vendimos muchos dólares y después bajó sistemáticamente, eso, más la recesión que venía de la crisis del 2001, hizo que el pass-through fuera muy bajo. Pero en otras ocasiones no sucede eso, como en 2023. En ese momento no había dólares, el ambiente estaba convulsionado, no había credibilidad y la devaluación no sirvió. No hubo más remedio que hacerlo, porque si no entrábamos en default con el FMI, pero la verdad es que se hizo tarde y mal.
En cambio, si esto termina con un 10% de devaluación, el traslado a precios no va a ser muy grande. Va a haber algún traslado a precios porque se tiró una turbulencia cambiaria o porque algún importador puede “pricear” la mercadería a 1.400. Va a haber un efecto y, seguramente, la inflación de abril y de mayo va a estar más cerca del 4% que del 1%, como quería el Gobierno. Pero es el costo de haber empezado a sanear algo más importante, que es un sistema cambiario mejor y más perdurable. Porque tampoco era bueno que se generara un “Día D” después de las elecciones. Eso no era bueno. De alguna manera, por circunstancias, por conveniencia, por pragmatismo o por como vos lo quieras ver, el Gobierno alteró las prioridades y ahora tenemos esto.
Se menciona que el acuerdo con el Fondo incluye una reforma previsional, laboral y tributaria. A mí me resuena a humo, porque no hay manera de que alguien se comprometa a eso, porque eso lo decide el Congreso. Finalmente, eso lo deciden los votantes del país en las elecciones del próximo octubre, y nada parece indicar que el Gobierno vaya a poder tener las mayorías suficientes para aprobar eso sin acuerdo con la oposición, aún si les va bien. Con tu propia experiencia, ¿le das algún valor? ¿Creés que eso es algo que realmente obliga a la Argentina, y que si no lo hiciera entraría en default? ¿Es una manifestación de deseo?
Tengamos en cuenta que el grueso de la plata se da ahora, o sea que eso es un cambio importante, y hay que devolverla en 10 años, o sea que es improbable entrar en default con el Fondo en cualquier circunstancia. Pero más allá de eso, hay metas que son claras. Tenemos las metas de reservas y las metas fiscales que hay que cumplir sí o sí.
Después, hay otras metas que tienen que ver con la voluntad. Vos podés decir que te comprometés a presentar un proyecto de una reforma jubilatoria antes de diciembre de 2025. El Poder Ejecutivo se compromete a eso, pero no se compromete a la aprobación, porque no depende del Ejecutivo. El Fondo no te exige la aprobación, te exige que lo intentes. Si vos te comprometés a que vas a avanzar en procesos de reformas, se empiezan a fijar fechas. Entonces, ahí van a chequear. Después tenés que defender la reforma, y sería una derrota política si nadie aprueba lo que presentás. Pero no pasás por encima del Congreso.
A los fines concretos es simplemente una declaración de voluntad. Que hace falta una reforma previsional, una reforma laboral y una reforma tributaria es algo que se viene discutiendo desde hace 20 años. Yo me acuerdo una frase maravillosa tuya, que una vez usé en un reportaje, que vos me la habías sugerido con una pregunta: “Ya que no nos podemos poner de acuerdo en qué impuestos subir, y ya que no nos podemos poner de acuerdo en qué gastos bajar, imprimimos”. Para que haya cualquiera de estas cosas no depende de que el Gobierno se comprometa con el Fondo, sino de que la oposición esté de acuerdo.
Podría pasar que si nunca te ponés de acuerdo en una reforma previsional para cumplir las metas fiscales, el Gobierno tenga que volver a recortar la obra pública o las jubilaciones por no ponerse de acuerdo en cosas más de fondo. Eso puede pasar. La idea es que no pase de esa manera, sino que sea todo más civilizado, más conversado, con menos arrebatos y más consenso.
Se debe aceptar que hay que aumentar la edad jubilatoria, que ya cambiaron los tiempos, que el sistema es insostenible, que hay que buscar bajar impuestos al trabajo para que haya más formalidad, algo que ayuda al sistema de seguridad social y a aumentar el empleo. Se supone que se tienen que poner de acuerdo en algún momento. Si no te ponés de acuerdo, seguirán más a los tumbos en ese punto y cada vez que tengas que cumplir la meta fiscal, vas a tener que ser un poco más bruto.
Para poder tener eso vos tenés que tener un gobierno consensualista. Porque vos lo que necesitás no es solamente que vos envíes el proyecto, sino necesitás el voto de una cantidad de diputados o senadores, que ningún gobierno tiene. No parece que este Gobierno pueda lograr el consenso para reformas que hace tantos años se están hablando.
Eso puede ser. Es un Gobierno que tiene un estilo confrontativo, lo que dificulta que la gente vea que haya consensos y que haya simpatía para esos consensos, porque se van dejando heridas. Pero bueno, a veces también hay pragmatismo. El Gobierno, que venía criticando a todos los economistas que hablaban de los problemas cambiarios, hizo un giro, se tornó pragmático e, implícitamente, reconoce que muchos economistas que planteamos los problemas cambiarios teníamos razón. A veces el Gobierno da giros pragmáticos, algo que seguramente nunca va a reconocer en el relato, pero la vida es así.
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Yo no sé cómo van a llegar a las elecciones, pero ahora se nota claramente que La Libertad Avanza prioriza la cantidad de diputados y no le importa confrontar con el PRO fuertemente en la Ciudad de Buenos Aires. Pero una vez que termine el poroteo de las elecciones y tengan que negociar con la oposición, hay que ver si ahí recuperan o desarrollan más pragmatismo y más negociación política, a los efectos de ir logrando justamente todas las cosas que hay que lograr con consensos políticos. Son tácticas que a veces se usan para maximizar el poder, que es muy bajo, y después negociar de mejor manera.
Vamos a suponer que no haya ninguna de estas tres reformas en los próximos dos años cuando termine este Gobierno. El acuerdo con el Fondo es a 10 años, y el Fondo exige que se cumplan determinados resultados de superávit fiscal para no entrar en default. Si no se logran a través de estas reformas, bueno, las tendrán que lograr recortando gastos por otro lado. ¿Qué poder de obligatoriedad tiene eso? Si este Gobierno es reelecto, u otro gobierno es electo en 2027, y en 2028 no se cumplen los pactos de superávit fiscal, ¿qué puede hacer el Fondo? ¿Qué tiene de concreto la letra?
Depende de la circunstancia. Cuando hubo una sequía gravísima en 2023, te dan waiver. Nosotros, de hecho, no cambiamos la meta fiscal e hicimos lo posible para cumplirla, a pesar de que el análisis del Fondo decía que estábamos perdiendo un punto de resultado fiscal por la sequía, pero igual no cambiamos la meta porque se hizo un esfuerzo. Después se abandonó, pero durante un tiempo se hizo el esfuerzo de cumplir la meta fiscal a pesar de la pérdida. Si no podés cumplir, pedís un waiver, y si es razonable, el Fondo te lo da.
Hay algo muy importante, que es que se fijó una meta de 2,5% de superávit fiscal para 2028. Eso es muy importante porque el 1,3% o 1,5% no alcanza, así que 2,5% es mucho mejor. Si viene otro gobierno y dice no quiero 2,5%, no quiero superávit, quiero déficit el Fondo Monetario no le daría waiver, porque el Gobierno estaría tergiversando completamente el programa, y no te desembolsaría más nada. Cada vez que venza, el gobierno tendría que conseguir dólares por su cuenta o entraría en default. Ahí empieza todo un proceso de inestabilidad financiera porque cuando no le pagás al Fondo, no te da plata Banco Mundial ni el BID y los inversores se ponen nerviosos.
Como la deuda la tenés que pagar dentro de 10 años, inmediatamente el único costo que tendría el gobierno en 2028 sería que no recibiría el remanente del dinero que ya está adelantado.
No, porque una cosa es este nuevo préstamo a 10 años, pero están los vencimientos de lo anterior. En 2025 hay un poquito, en 2026 hay más y en 2027 hay más. Entonces, si en 2027 cambia el gobierno y decide apartarse, tendría que conseguir dólares de otra manera para los vencimientos del 2028. Si no, entraría en default con el Fondo.
De cualquier forma, aún cumpliendo, hay que pagarle en 2027, porque si no el Fondo te tendría que volver a dar otro crédito para pagar lo que le debés.
Claro. La expectativa de estos dólares es que bajes fuerte el riesgo país y que sigas avanzando para que tengas, cuando le tengas que pagar al Fondo, más plata en serio.
A los fines concretos, lo que concretamente podría suceder diferente —cumpliendo o no cumpliendo esas metas— es que no te den el dinero adicional que te serviría para pagarles. ¿Cuántos son los vencimientos de 2028?
No me acuerdo exactamente, pero es algo como unos 8.000 millones.
O sea, tendrías que arreglártelas. Si el gobierno no quisiera tener 2,5% de superávit fiscal…
Es imposible comparar con superávit fiscal. Aparte, si vos querés apartarte de las metas, la primera meta que te apartás es la del superávit fiscal. Una cosa es que no puedas, por alguna razón, otra cosa es que no tengas voluntad…
O puede ser que tengas una política distinta y quieras hacer más obra pública, tener equilibrio fiscal en lugar de superávit fiscal, y conseguir en el mercado los 8 mil millones. Sería la de Néstor Kirchner. Finalmente, el Fondo está determinando la política económica del próximo gobierno. Milei está comprometiendo el plan económico del gobierno que lo suceda. Otro gobierno podría cambiar esto si desease, dependiendo de las condiciones económicas que haya. Por ejemplo, por la entrada de inversiones en minería podría salir a los mercados, pagarle al Fondo y decidir tener menos superávit, en lugar de 2,5%.
Es posible pero es improbable. Podés pensar que en los mercados a Argentina le vaya tan bien, que los propios mercados digan que lo que pidió el Fondo Monetario es una exageración y presten plata, no solo para necesidades de inversión, sino también para pagarle al Fondo. Si vos no cumplís, pero pagás, no pasa nada.
Podría pasar que el petróleo vaya a 120 dólares, y a la Argentina le sobre superávit comercial. Si no, lo que estamos planteando acá es que este acuerdo implica que ya se decidió la política económica del próximo gobierno.
Sí, pero yo te diría que hay que moderar eso. Porque si se da ese escenario exuberante para Argentina, quizás el Fondo Monetario puede llegar a dos conclusiones. Una sería que no vale la pena tener 2,5% de superávit fiscal, pero otra también es la contraria. Si vos tenés tanto bienestar, es probable que tengas mucha más posibilidad de tener superávit fiscal y que no moleste para nada. Podés ser un gobierno peronista, como fue el gobierno de (Eduardo) Duhalde y de Kirchner, que tenían el doble de superávit fiscal que pide el Gobierno actual. Teníamos 3,2% de superávit primario contra el 1,6% que ahora se propone Milei. Era el doble, y nadie chistó, y nadie dijo nada, porque las cosas estaban bien.
Entonces, cuando todo va bien porque Vaca Muerta está exuberante y la economía crece al 6% anual, podés tener un superávit fiscal que no signifique ninguna penuria. En ese momento, nosotros acumulábamos y acumulábamos dólares, y pensábamos hacer un fondo anticíclico, porque había tantos dólares que sobraban en el Banco Central. Eso permite tener muchas más opciones, incluyendo la opción de no querer tener superávit fiscal y renegociar con el Fondo.
Lo que pasa es que, justamente, te van a decir que aproveches para cancelar deuda con superávit fiscal, hasta tener una calificación de riesgo largamente positiva. Hasta que Argentina no tenga una calificación de riesgo muy buena, debería tener superávit fiscal. Pero esa es una decisión que es fácil de tomar.
En un momento Néstor Kirchner le pagó al Fondo y se lo sacó de encima, porque había tantas reservas que se lo sacó de encima. Eventualmente, si todo va tan exuberante, sacate al Fondo de encima y no hagas ningún acuerdo más. El acuerdo es por cuatro años. Los vencimientos son por diez, pero el acuerdo es por cuatro. Así que el próximo gobierno puede decir que no quiere el acuerdo con el Fondo y simplemente pagarle con la plata que tengo de Vaca Muerta. Pero el 2028 está un poco lejano.
A mí me gusta tratar de ir al futuro para poder trazar una línea e imaginar el avance de los hechos. Vos finalmente sos positivo, optimista, y considerás que Argentina va a poder ir generando mayor superávit fiscal y va a poder mantener una estabilidad cambiaria.
Sí, yo creo que estamos en ese camino. Creo que es importante hacer lo que hay que hacer, porque a veces los gobiernos, o este mismo Gobierno, dicen que hacen lo que hay que hacer, pero cuando se habla de salir del cepo dicen que no les conviene. Pero ahora, por circunstancias o por pragmatismo, va en línea con lo que hay que hacer en este terreno. No te digo que es toda la panacea, que está todo perfecto, pero está haciendo lo que hay que hacer, que es ir normalizando el sistema cambiario. Si se tiene que pagar algún costo de corto plazo en términos de inflación y de actividad económica de unos meses, pareciera que lo han asumido, aunque no lo digan así. Eso es mejor porque va solucionando los problemas de fondo, y un problema de fondo era poder levantar el cepo en condiciones de bajo riesgo.
¿Cuáles son las condiciones de bajo riesgo? Tener mucho apoyo externo, y lo están consiguiendo. Han conseguido este anticipo inusual del Fondo de 12.000 millones que llegan mañana. Yo he negociado con el Tesoro americano y con el Fondo Monetario y les decíamos que si nos daban plata, liberábamos el cepo y hacíamos más ajuste fiscal. Y no logramos nada, o logramos poco y nada. En cambio, este Gobierno lo logró. Puede ser porque el otro gobierno tenía una impronta peronista y kirchnerista, y enseguida se iba a terminar, o porque Massa era un ministro de Economía, y no el presidente. Por muchas razones, no nos dieron apoyo, o un apoyo súper limitado.
En este caso, Milei, con una impronta muy diferente, en un Gobierno que recién empieza y que hace muchos cambios, logró todo ese apoyo. Te felicito, lo lograste. ¿Qué le puedo decir? Era dificilísimo lograr eso, y lo lograron. Lograron un apoyo sustancial, importante del FMI, que les permite abrir el cepo y pasar de navegar en el Río de la Plata a navegar en el Atlántico con un barco bastante bueno. No te digo que sea el mejor transatlántico del mundo, pero es un barco bueno, y que permite avanzar. Por eso digo que hay dos fechas claves: enero de 2024, con un ajuste fiscal de cinco puntos, que terminó siendo el ajuste fiscal del PBI; y ahora, 11 de abril de 2025, levantamiento sustancial del cepo cambiario, con la ayuda externa necesaria para que sea hecho con bajo riesgo.
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Hay una previsión de crecimiento del Producto Bruto de este año de más del 5%, después de una caída que terminó siendo menor el año pasado de la que todos esperábamos. ¿Cómo te imaginás que repercute esto ahora en los próximos seis meses respecto del consumo? Hay quienes consideran que las paritarias van detrás de la inflación, los salarios van a quedar rezagados durante cierta cantidad de meses, y que eso va a influir en un menor consumo y va a influir en un menor crecimiento de la economía.
Hay dos temas relacionados con la economía real. Uno tiene que ver con la reactivación de la economía, y el otro tiene que ver con el crecimiento. El crecimiento está muy ligado a las inversiones, que ayudan y pueden ayudar mucho. La otra cosa que necesitan las inversiones es ver que no va a haber una reversión política importante. Una cosa es que gane (Mauricio) Macri en vez de Milei en 2027, o un peronismo fiscalmente responsable. Otra cosa es que venga una cosa pendular y que haya miedo. Acordate que Cristina (Kirchner) quería maximizar el déficit en vez de minimizarlo. Si vos tenés esa perspectiva, es complicado. Entonces, cualquier triunfo electoral de Milei va a ayudar a decir que vale la pena invertir en Argentina, porque parece ser que los cambios son sustanciales. Esa es la parte que hace al crecimiento económico, por la afluencia de inversiones: la parte política. En la parte económica, lo del cepo era una gran perturbación, que ahora se va a disipar.
Ahora, en cuanto a la reactivación de los próximos meses, depende mucho más del consumo y depende mucho más del salario. Durante los últimos meses, el salario le ganó a la inflación. Hace varios meses que le gana a la inflación, casi un año, pero ahora es probable que en estos meses el salario pierda con la inflación. No mucho, pero va a perder. Cuando eso vaya sucediendo, uno va viendo que el consumo y la actividad económica se achatan. No va a haber una gran recesión, pero sí es probable que haya un amesetamiento y que haya una pausa en el proceso de reactivación. Pero no lo veo dramático.
Esto es una consecuencia de las idas y vueltas del propio Gobierno en todo el manejo económico, y todo esto tiene sus costos. Puede que la inflación sea del 4% en vez del 1%, como esperaban, y tiene el costo de que los salarios no le alcancen a la inflación y, por lo tanto, haya menos consumo. Esto puede pasar en estos meses, pero no lo veo dramático. Lo veo como una pausa. En este caso, casi te diría que vale la pena, porque están empezando a solucionar un tema más de fondo, que si no, te iba a perturbar en el futuro.
Lo que nos encontramos como planteo es que en un sistema democrático lo que tiene que haber es alternancia en el poder. Porque si alguien va a invertir solamente porque gane Milei, inevitablemente eso es imposible, porque el oficialismo algún día va a perder. Entonces, aquí lo importante no es que gane Milei, sino que quien esté en la oposición no sea exactamente lo opuesto. El punto no es que gane el oficialismo; el punto es quién es la oposición. Vos tenés esta doble virtud de, primero, haber negociado con el Fondo Monetario, y de ser un economista razonable. Cristina Kirchner, como vos mismo lo dijiste, es irresponsable económicamente. Ella creía que había que tener más déficit fiscal, no menos. Kicillof, ¿es igual? ¿Kicillof no tiene la misma ideología que Cristina Kirchner y es consciente de que el déficit fiscal sería un problema?
Mirá, te lo diría así: (Axel) Kicillof no viene con buenos antecedentes, pero habría que preguntárselo a él porque las personas pueden cambiar o adecuarse. Milei venía con las patillas a hacer la revolución salarial y miró en el aire, vio cómo venía el mundo y se convirtió en un liberal privatizador, mucho más responsable fiscalmente de lo que aparecía. A veces la gente cambia.
Quizás Kicillof, para ser competitivo electoralmente, establezca un programa para conservar el superávit fiscal, pero con aumento de impuestos y de jubilaciones, y a lo mejor la gente lo acepta y no es nada dramático. La gente puede cambiar, o puede tener otra visión de la economía. Va a haber que preguntárselo a Kicillof, pero viene con malos antecedentes. Si quiere ser competitivo para el electorado de centro, que ve que Milei es responsable fiscalmente y que eso es bueno, y quiere ganárselo, va a tener que cambiar su discurso. Si siguen con un discurso donde no importa el déficit, no importa la emisión monetaria, no importa nada, lo más probable es que no ganen las elecciones, y que gane otro.
Al mismo tiempo, creo que es un poquito prematuro. Hay que pasar otras elecciones, hay que ver cómo le va a él, hay que ver si él es el candidato del peronismo. A lo mejor el peronismo busca otras figuras. Entonces, la oposición tiene que amoldarse a los tiempos. ¿El peronismo es intrínsecamente irresponsable? No tanto. Menem fue bastante responsable fiscalmente. Lo fue abandonando con el correr de los años, pero al principio era muy responsable. Y de hecho, Duhalde y Néstor Kirchner, por lo menos al principio, durante varios años, fueron fiscalmente responsables. No podemos pensar que todo el peronismo es irresponsable. Pero bueno, se necesita que la oposición más estatista y menos liberal sea fiscalmente responsable. Porque si no, vamos mal. Uruguay va cambiando de izquierda a derecha y no pasa nada, porque no ponen en juego la estabilidad macroeconómica.
El problema que tuviste y el problema que tuvo Guzmán se llamó Cristina Kirchner, que creía que más déficit era mejor. Probablemente sea más importante para los mercados y los inversores argentinos que en estas elecciones, más que gane La Libertad Avanza, pierda Cristina Kirchner en su interna para tomar decisiones de largo plazo. El largo plazo depende mucho más de que aquellos que representan la defensa del déficit fiscal no ganen la interna del peronismo.
TV CP