Siempre se puede estar peor. Esta frase hecha, en Boca ya es un lugar común. Si lo sabrá Riquelme. Si lo sabrá Russo. Si lo sabrán Cavani y compañía. Lo experimentan semana a semana. Como si la eliminación de la Copa Libertadores no hubiera sido suficiente, como si quedarse afuera del Torneo Apertura en cuartos de final no hubiera alcanzado, como si el papelón ante Auckland City en el Mundial de Clubes hubiera sido un hecho aislado, apareció Atlético Tucumán por Copa Argentina y le dio al xeneize otro envión en el tobogán de las desdichas.
Es tan lamentable el presente de Boca, que el equipo igualó las peores rachas sin ganar de su historia. Sumó diez partidos sin conocer la victoria, algo que sólo había ocurrido en 1957 y 2021. Lo notable es que en 2021 el entrenador era Miguel Russo. El DT con el que Boca ganó su última Copa Libertadores es también el que le puso la firma a dos registros históricos muy negativos. Boca todo lo puede.
La llegada de Russo para reemplazar a Fernando Gago y la contratación de Leandro Paredes impulsaron un entusiasmo que se desvaneció como una bocanada de humo en la madrugada. Ninguno de los dos logró frenar la caída libre de un equipo sin rumbo.
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Sin peso. El plantel, integrado por figuras como Paredes, Edinson Cavani, Ander Herrera y Marco Pellegrino, no logró frenar el declive colectivo.
Paredes, un campeón del mundo, ofreció destellos de calidad: ingresó en el empate 1‑1 frente a Unión y mostró que juega a otra cosa. Con Atlético Tucumán pasó algo parecido. Pero su aporte individual no es suficiente para revertir la inoperancia ofensiva del equipo.
El caso Ander Herrera es para prender inciensos: llegó con grandes expectativas pero sufrió cinco lesiones en sus primeros siete meses y apenas jugó ocho partidos. El club ya considera su continuidad seriamente cuestionada.
Edinson Cavani es otro caso para terapia. También padeció lesiones, pero en sus regresos se lo vio errático y con dificultades para definir. Falla jugadas que antes terminaban en festejos. El miércoles fue el autor del descuento ante Atlético Tucumán, pero hacía cuatro meses que no convertía.
Un consejo. Cuando la fecha pasada empató con Unión en La Bombonera, las tribunas explotaron. Se escuchó el clásico “que se vayan todos” e insultos a jugadores, dirigentes y al presidente. El jueves hubo un tímido y poco concurrido banderazo en la puerta del estadio. Los hinchas le están perdiendo la paciencia a Juan Román Riquelme, el máximo ídolo del club.
También apuntan al Consejo de Fútbol, ese clan integrado por Mauricio Serna, Jorge Bermúdez, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, los amigos de Román que manejan el fútbol profesional de Boca. Son los responsables de la seguidilla de entrenadores que no funcionó: Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra, Jorge Almirón, Diego Martínez y Fernando Gago.
En este escenario repleto de fisuras, Russo necesita una victoria inmediata para frenar la hemorragia. La oportunidad la tendrá mañana cuando enfrente a Huracán en Parque de los Patricios. Pero podría ser un arma de doble filo: si no gana Russo batirá su propio récord negativo. Presión al máximo.
Ese gran objetivo que desde hace décadas fue la Copa Libertadores está cada vez más lejos. La única alternativa que tiene Boca para jugar la edición del año que viene es ganar este Clausura.
Este es un momento decisivo: si no se toman medidas contundentes y coherentes entre lo deportivo y lo institucional, Boca puede hundirse aún más en el caos.
Otro central
◆ El Consejo de Fútbol de Boca apura la incorporación del defensor central de Platense, Ignacio Vázquez, al que quiere contratar en forma urgente debido al desgarro que padece Ayrton Costa.
◆ Será la segunda vez que Boca incorpora a un jugador de esta características, ya que por expreso pedido del técnico Miguel Ángel Russo ya llegó a Boca, proveniente de Huracán, el defensor Marco Pellegrino, de flojísimo rendimiento.