La política en serio, la que ostenta poder real, ha pedido pista para jugar en las elecciones que decidirán la suerte de los polos del poder formal. El 5+1 —el quinteto de gobernadores no peronistas – Córdoba, Santa Fe, Chubut, Santa Cruz y Jujuy -, más Juan Schiaretti, representa a las dos provincias más grandes de Argentina en cantidad de votos y de riqueza (la segunda y tercera, respectivamente), y a las dos patagónicas productoras de hidrocarburos, que aportan las rentas per cápita más altas del país. Jujuy aporta el método para superar la polarización.
Carlos Sadir, precursor de este armado por su amistad con Schiaretti, y su correligionario Maxi Pullaro, convencieron a los socios en el «Grito Federal» con una premisa clara: «Hagamos lo que hicimos en Jujuy, que juntamos todo lo que quedaba en el medio de mileístas y peronistas, y les ganamos».
Este poder real del 5+1 busca armar un nuevo escenario de poder ante los poderes formales del AMBA: los triángulos imaginarios del vetero-menemismo de Olivos y el peronismo de Axel Kicillof, engrampado en la tobillera de Cristina, que no puede ir más allá del balcón.
Después de mucho tiempo, aparece un modelo poderoso del interior que avanza sobre el AMBA. Están dando una salida federal para el país unitario. Es, además, un paraguas para un centro más amplio. No pueden no tener algo importante en PBA y CABA, que es la mitad del padrón nacional.
Afirman tenerlo porque es un proyecto de poder de “los normales” en un país gobernado por la tiranía de las minorías del AMBA que pone presidentes desde la reforma constitucional de 1994. Horror vacui: también la política – como la naturaleza aborrece el vacío. En este caso el vacío de poder.
Un paraguas protector
En las reuniones del último mes entre el 5+1, se especuló sobre la necesidad de aportar cuanto antes una red de contención electoral. Los plazos del cronograma apremian.
El miércoles de esta semana cierra la inscripción de alianzas, algo que varias provincias de este armado ya tenían negociado. Y el próximo 17 cierra la inscripción de candidaturas. Es conveniente para esta nueva liga política que tengan para entonces la marca y los candidatos a los que van a apoyar en las elecciones en Buenos Aires y CABA.
En la última semana, Schiaretti, Llaryora y Pullaro mantuvieron reuniones fructíferas con dirigentes y emisarios del jorgemacrismo y el larretismo de CABA, y también con Somos Buenos Aires, la tercera fuerza que también busca despolarizar en la provincia más grande del país.
En todas esas reuniones, el 5+1 ofreció el nuevo armado como un paraguas protector de los proyectos terceristas que se anoten en CABA y PBA para octubre. También el 5+1 espera que se sumen al Grupo Federal por lo menos dos gobernadores más.
Un frente contra la polarización
Estas alianzas de paraguas son lo más delicado de la política. Para una liga exitosa puede ser negativo comprarse las contradicciones de sus socios. La identificación, por el contrario, de un armado municipal o provincial con alguna marca nacional puede producir el mismo efecto.
Las negociaciones de este tipo ponen en juego la capacidad de los dirigentes de interpretar electorados ajenos. Por esa razón, el sexteto 5+1 ofrece la franquicia a los dirigentes que quieran aceptarla, sin compromiso. Como un paraguas, por si llueve.
En octubre próximo hay dirigentes de primer nivel que están forzados a jugar con la propia porque los polos en contradicción – mileísmo y cristinismo – son fuerzas que recortan, exclusivas y no inclusivas, ensimismadas y endogámicas. Lo contrario a la política, que es construir mayorías.
El paraguas que ofrece esta liga federal puede llegar a abrigar a dirigentes que se fugan del PRO y la UCR mileísta y que piensan ya en el posmileísmo y el poscristinismo. Una oportunidad para quienes pueden afuera de los cierres de los polarizantes.
Abundan los nombres: Elisa Carrió, Miguel Pichetto, Florencio Randazzo, Margarita Stolbizer, Ricardo López Murphy, Graciela Camaño, Juan Carlos Romero, Juan Manuel López.
El veneno del nepotismo
El retablo que ofreció el oficialismo de Mendoza, que aspira a presentar a una de las sociedades políticas más maduras del país, con las candidaturas de las dos hermanas de Cornejo y Petri, es la exaltación del nepotismo.
Hay cosas que los radicales no hacen, y eso los diferencia del peronismo, que ha sacrificado por el nepotismo momentos bisagra de su historia – Perón-Eva, que le restó el apoyo de los militares; Perón-Isabel, que llevó al peronismo al fracaso y la violencia, que comenzó antes de 1976-.
Acaso tampoco Cristina debió suceder a Néstor Kirchner, ni ella debe insistir en legarle su poder al infante Máximo. En 20 años han dejado al peronismo en su mínima expresión histórica: menos gobernadores que nunca, perdieron el control del Senado después de medio siglo y tienen a su jefa condenada e inhabilitada a perpetuidad. Ni queriéndolo nadie hubiera logrado tanto.
¿Por qué Cornejo y Petri no harían lo mismo en la era de los hermanos Milei, los primos Menem – herederos de los hermanos Menem – y los primos Macri? El nepotismo es la enfermedad mortal de la política porque transmite a la sociedad que para tener poder hay que pertenecer a una familia.
Connota además la incapacidad del dirigente que lo practica de generar confianza fuera del círculo familiar. Reclama confianza sin confiar en nadie.
Un brindis por el modelo
Como alternativa a la polarización, el crecimiento de este armado afectará a los extremos de confrontación. La medida de su éxito será la capacidad de atracción de partidos y dirigentes que busquen escapar al mileísmo y al cristinismo, que intentan hegemonizar el debate.
El mileísmo y el cristinismo son insuperables desde el centro. De todos modos, el documento que lanzó el 5+1 sacó un seguro de no confrontación con el gobierno. Es el párrafo en el que el grupo hace una profesión de fe en la teología del mercado: «Todos, el gobierno nacional y nuestros gobiernos provinciales, hemos hecho los ajustes necesarios para conseguir en la Nación y las Provincias el equilibrio fiscal imprescindible para avanzar en los cambios que necesitábamos en forma sustentable.»
A quién le hace más daño
¿Era necesario ceder ante la utopía contable del oficialismo, cuando los mismos dirigentes de este sexteto han dicho que el equilibrio fiscal existe sólo porque el gobierno se queda con la plata que les pertenece a las provincias, a los jubilados, a los acreedores de la obra pública?
Esta admisión del argumento del oficialismo despertó en algunos la sospecha de un respaldo de Olivos a este gesto como parte de un canje: cederles la ley de reparto de los ATN a cambio de que los gobernadores apoyen los vetos de Milei a las leyes previsionales y de discapacidad.
Preguntado uno de los redactores del documento «Un Grito Federal», justificó este «exceso verbal» en la necesidad de identificarse con sectores medios que creen que el equilibrio existe, por más que se quejen de que, pese a eso, los beneficios no llegan (lugar común de todas las encuestas sobre equilibrio fiscal e inflación, aquí y en el mundo).
Este nuevo frente tiene más capacidad de daño sobre el mileísmo que sobre el cristinismo. Debe sonreír el peronismo que aumenta sus chances si el adversario se divide. El público apoya la regla fiscal, pero tarda en reconocerse como beneficiario. Se necesitan alrededor de dos años para que una menor inflación se refleje en la confianza del consumidor.
El público es de digestión lenta cuando se trata de asumir las buenas noticias, afirman los expertos Ryan Cumming y Neale Mahoney («Digesting inflation», Briefing Book, 4 de diciembre de 2023). La misma percepción está detrás de las duras críticas que hacen los documentos de la Fundación Pensar, órgano del PRO, cuyo presidente Mauricio Macri es el guardián del apoyo al rumbo económico del oficialismo.
Un arma de doble filo
Este brindis al gobierno, en el mismo lenguaje que el gobierno lucha para imponer en lo que llama «guerra cultural», es un arma de doble filo. En la última década, uno de los temas de estudio por parte de los politólogos en Europa ha sido la relación entre los partidos tradicionales y los partidos de nicho.
En Argentina, las fuerzas que componían Juntos por el Cambio fueron partidos tradicionales: el conservadurismo del PRO, el radicalismo en sus variantes UCR y Coalición. La Libertad Avanza puede considerarse un partido de nicho.
Parece concluyente el resultado del análisis de esa relación en la experiencia europea que hacen Werner Krause, Denis Cohen y Tarik Abou-Chadi: «Cuando los partidos tradicionales adoptan los temas de la derecha radical, corren el riesgo de legitimar y normalizar el discurso de la derecha radical y fortalecerla a largo plazo» («¿Funciona la acomodación? Estrategias de los partidos principales y el éxito de los partidos de derecha radical», Political Science Research and Methods. 2023;11(1):172-179).
Esperando a Mauricio
El lanzamiento de los 5+1 se disparó después de la reunión que mantuvieron Mauricio Macri, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto en las oficinas de Jorge Triaca el 4 de julio.
El exgobernador de Córdoba expuso el diseño del armado. A Macri le gustó la música, pero pidió tiempo para sumarse, al estar en curso la gestión de Cristian Ritondo en la provincia de Buenos Aires para alcanzar un acuerdo del distrito, ligado necesariamente al otro acuerdo, o no, en CABA para octubre. El cierre en Buenos Aires dejó heridos y en Capital la alianza PRO-LLA parece distante hasta este fin de semana.
Ni a Milei ni a Jorge Macri les conviene que Patricia Bullrich sea candidata a senadora nacional por un pacto que significaría entregarle a ella una posición ventajosa para disputar el gobierno en 2027. Ni en Olivos ni en Uspallata confían en la volubilidad partidaria de Bullrich como para darle ese triunfo. En la primera vuelta de 2023, la fórmula Bullrich-Petri quedó fuera del balotaje, pero le ganó en CABA a Milei-Villarruel, que quedaron terceros, por 41,23% a 19,98%. Esa herida puede seguir abierta.
La Asamblea del PRO de CABA del jueves pasado a la noche autorizó a Ezequiel Sabor y a Ezequiel Jarvis a negociar alianzas sin decir con quién. Jorge Macri, y Sabor como suplente, se reservaron la facultad final de aprobar cualquier compromiso.
Un 40% de esa asamblea se presume que responde a Jorge Macri, a quien La Libertad Avanza le ofrece un acuerdo que le niega candidatos a senadores y les cede dos candidatos a diputados entre los primeros cinco.
¿Nombres? Pese a la brevedad de la Asamblea, alguien dejó caer los nombres que querría Mauricio Macri: Hernán Lacunza —autor de los críticos informes sobre la economía de Milei en la Fundación Pensar, que preside la antimileísta María Eugenia Vidal— y Jimena Latorre. No parece un gesto amistoso de los Macri hacia los Milei y los Menem.